/vida-muerte.html
Por: Verónica Aceves Peredo
La muerte es una quimera. Porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Epicuro de Samos (filósofo griego).
Desde el punto de vista biológico, así es.
Pero en el aspecto espiritual, siempre hay vida, la muerte es un cambio de estado transmutador. En este sentido, la muerte no puede estar separada de la vida, y por tanto no es su opuesto, sino complemento. Somos energía y la energía no se pierde, se transforma.
Acabamos de pasar por la semana santa y es importante analizar el sentido cristológico de la muerte: que es semilla de vida.
“La pascua de Resurrección es el signo de la paz, no de dolor”; el volver a la vida, es símbolo del perdón y de que el hombre puede recuperar la visión sobre sí mismo de hijo de Dios vivo, sano e íntegro.
Jesús mismo dijo: quien quiere salvar su vida la perderá….Pero quien pierde su vida…la ganará.
Debemos de leer esta enseñanza como una invitación, a realizar algo definitivo y contundente en nuestras vidas, un cambio de estado que viene de aceptar la muerte simbólica de nuestro ego que encierra: falsas creencias, resentimientos, egoísmos, frustraciones, por mencionar sólo algunas; para dar vida, a una nueva vida, que nos muestra la verdad de nuestra real naturaleza como hijos amados del Padre.
Necesitamos firmeza y voluntad para actuar de manera radical, en ocasiones dando un giro de 360 grados, para otorgar vida a nuestro Yo superior, tras la muerte de todo aquello que nos mantiene confundidos y obnubilados, nuestro ego.
Vida-muerte, muerte–vida, VIDA-VIDA, cuando despertemos!!!
Psicoterapeuta-grafóloga
[email protected]
Por: Verónica Aceves Peredo
La muerte es una quimera. Porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Epicuro de Samos (filósofo griego).
Desde el punto de vista biológico, así es.
Pero en el aspecto espiritual, siempre hay vida, la muerte es un cambio de estado transmutador. En este sentido, la muerte no puede estar separada de la vida, y por tanto no es su opuesto, sino complemento. Somos energía y la energía no se pierde, se transforma.
Acabamos de pasar por la semana santa y es importante analizar el sentido cristológico de la muerte: que es semilla de vida.
“La pascua de Resurrección es el signo de la paz, no de dolor”; el volver a la vida, es símbolo del perdón y de que el hombre puede recuperar la visión sobre sí mismo de hijo de Dios vivo, sano e íntegro.
Jesús mismo dijo: quien quiere salvar su vida la perderá….Pero quien pierde su vida…la ganará.
Debemos de leer esta enseñanza como una invitación, a realizar algo definitivo y contundente en nuestras vidas, un cambio de estado que viene de aceptar la muerte simbólica de nuestro ego que encierra: falsas creencias, resentimientos, egoísmos, frustraciones, por mencionar sólo algunas; para dar vida, a una nueva vida, que nos muestra la verdad de nuestra real naturaleza como hijos amados del Padre.
Necesitamos firmeza y voluntad para actuar de manera radical, en ocasiones dando un giro de 360 grados, para otorgar vida a nuestro Yo superior, tras la muerte de todo aquello que nos mantiene confundidos y obnubilados, nuestro ego.
Vida-muerte, muerte–vida, VIDA-VIDA, cuando despertemos!!!
Psicoterapeuta-grafóloga
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