/mis-creencias.html
Por. Verónica Aceves Peredo.
Alguna vez te cuestionaste, si lo que dices y haces es lo que quieres hacer y decir, o si es un programa automático de creencias y costumbres?
Desde que nacemos, vamos asimilando las enseñanzas de nuestro entorno, nuestra familia, y posteriormente la sociedad y todos nuestros mentores (oficiales o no), todos ellos nos hacen llegar ideas, creencias y costumbres, que muy probablemente han sido trasmitidas de una generación a otra, seguramente sin que se haya reflexionado si lo que se ha recibido tiene vigencia, significado, sentido y beneficio para nosotros.
Cuando mi hija tenía 8 años o quizás un poco más, la escuché marcando el teléfono para comunicarse con un compañero de su salón, asistía a una escuela mixta, (yo sólo tuve compañeros varones hasta la universidad). Al colgar, me acerqué a ella y enfáticamente aseveré: “las niñas no les llaman a los niños, ellos son los que deben hablar, no lo vuelvas a hacer”, volteó a verme desconcertada, su mirada me dejó pensando unos minutos y reflexionar en mis palabras.
Me pregunté por qué había dicho eso y también pensé que yo había buscado una escuela mixta.
Después de analizar que había expresado una creencia que había sido trasmitida por mi mamá, quién a su vez la había recibido de mi abuela, y seguramente ésta, de mi bisabuela, sintiendo algo de pena y malestar, regresé a donde se encontraba mi hija y le dije que lo que lo había dicho no era más que una idea equivocada, y reconocí haberme equivocado.
Esta situación aunque aparentemente sin importancia, dejó huella en mí y empecé a fijarme con mayor frecuencia lo que decía o por inercia hacía.
Confieso que no con la frecuencia debida!
De ese momento, a la fecha, han pasado muchooos años y frecuentemente me descubro actuando o hablando en automático, lo que parece estar fuertemente grabado en lo más profundo de mi mente inconsciente.
Hace apenas unas semanas, me escuché diciendo con mucho orgullo: “es que yo soy así (o así pienso) así fui educada, es mi costumbre y así se hace, así seguiré, etc.”. Pues que pena sentí de nuevo, cuando reflexioné mi falta de flexibilidad en mi actuar sin haberme cuestionado con la suficiente frecuencia, sino solo de vez en cuando; si esas ideas costumbres, opiniones (“mi personalidad”) seguían vigentes para mí al paso del tiempo, al cambio de siglo, en una vida tan diferente de mi bisabuela o mis ancestros de otros siglos atrás.
Encontré en mis reflexiones, un mundo de diferencias entre las vivencias y circunstancias en que vivieron mis queridos ancestros y yo, pero sobre todo lo que yo vivo cada día y en el mundo al que actualmente me enfrento.
Con todo esto no quiero decir que los valores no deben trascender el tiempo o que pierdan validez. A lo que me refiero, es que no podemos continuar perpetuando ideas, costumbres y Creencias, que quizás en su momento pudieron ser beneficiosas o perjudiciales para quienes las seguían.
Ahora me he propuesto ser más flexible para poner en tela de juicio y sobre todo bajo lupa mis creencias y determinar si son aplicables en el aquí y el ahora y, si son creencias que construyen para mi bien y todos los que me rodean o por el contrario son de aquellas que destruyen, aíslan, culpan, condenan a quien las aplica para sí y /o, los demás.
No puedo decir cuales son o no son creencias constructivas para cada quien, sería muy ególatra de mi parte, lo que sí quiero es invitarte a revisar tus creencias con una mente abierta, y con flexibilidad, te sorprenderás de toda la carga que puedes soltar.
[email protected]
Por. Verónica Aceves Peredo.
Alguna vez te cuestionaste, si lo que dices y haces es lo que quieres hacer y decir, o si es un programa automático de creencias y costumbres?
Desde que nacemos, vamos asimilando las enseñanzas de nuestro entorno, nuestra familia, y posteriormente la sociedad y todos nuestros mentores (oficiales o no), todos ellos nos hacen llegar ideas, creencias y costumbres, que muy probablemente han sido trasmitidas de una generación a otra, seguramente sin que se haya reflexionado si lo que se ha recibido tiene vigencia, significado, sentido y beneficio para nosotros.
Cuando mi hija tenía 8 años o quizás un poco más, la escuché marcando el teléfono para comunicarse con un compañero de su salón, asistía a una escuela mixta, (yo sólo tuve compañeros varones hasta la universidad). Al colgar, me acerqué a ella y enfáticamente aseveré: “las niñas no les llaman a los niños, ellos son los que deben hablar, no lo vuelvas a hacer”, volteó a verme desconcertada, su mirada me dejó pensando unos minutos y reflexionar en mis palabras.
Me pregunté por qué había dicho eso y también pensé que yo había buscado una escuela mixta.
Después de analizar que había expresado una creencia que había sido trasmitida por mi mamá, quién a su vez la había recibido de mi abuela, y seguramente ésta, de mi bisabuela, sintiendo algo de pena y malestar, regresé a donde se encontraba mi hija y le dije que lo que lo había dicho no era más que una idea equivocada, y reconocí haberme equivocado.
Esta situación aunque aparentemente sin importancia, dejó huella en mí y empecé a fijarme con mayor frecuencia lo que decía o por inercia hacía.
Confieso que no con la frecuencia debida!
De ese momento, a la fecha, han pasado muchooos años y frecuentemente me descubro actuando o hablando en automático, lo que parece estar fuertemente grabado en lo más profundo de mi mente inconsciente.
Hace apenas unas semanas, me escuché diciendo con mucho orgullo: “es que yo soy así (o así pienso) así fui educada, es mi costumbre y así se hace, así seguiré, etc.”. Pues que pena sentí de nuevo, cuando reflexioné mi falta de flexibilidad en mi actuar sin haberme cuestionado con la suficiente frecuencia, sino solo de vez en cuando; si esas ideas costumbres, opiniones (“mi personalidad”) seguían vigentes para mí al paso del tiempo, al cambio de siglo, en una vida tan diferente de mi bisabuela o mis ancestros de otros siglos atrás.
Encontré en mis reflexiones, un mundo de diferencias entre las vivencias y circunstancias en que vivieron mis queridos ancestros y yo, pero sobre todo lo que yo vivo cada día y en el mundo al que actualmente me enfrento.
Con todo esto no quiero decir que los valores no deben trascender el tiempo o que pierdan validez. A lo que me refiero, es que no podemos continuar perpetuando ideas, costumbres y Creencias, que quizás en su momento pudieron ser beneficiosas o perjudiciales para quienes las seguían.
Ahora me he propuesto ser más flexible para poner en tela de juicio y sobre todo bajo lupa mis creencias y determinar si son aplicables en el aquí y el ahora y, si son creencias que construyen para mi bien y todos los que me rodean o por el contrario son de aquellas que destruyen, aíslan, culpan, condenan a quien las aplica para sí y /o, los demás.
No puedo decir cuales son o no son creencias constructivas para cada quien, sería muy ególatra de mi parte, lo que sí quiero es invitarte a revisar tus creencias con una mente abierta, y con flexibilidad, te sorprenderás de toda la carga que puedes soltar.
[email protected]