"Si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Si tú quieres ser feliz, practica la compasión."— Dalai Lama
Decimos que somos compasivos cuando tenemos la capacidad de sentirnos alineados al dolor de los demás y tenemos la intensión de aliviar su malestar, sin embargo, muy a menudo nos sentimos y estamos poco capacitados para poner en práctica lo que decimos y hacemos para la compasión.
Ser compasivo es un proceso que habrá que tomar y retomar, ya que generalmente somos propensos a la distracción y nos desviamos del objetivo.
En el budismo la compasión es la mente que siente aprecio por los demás y desea liberarlos de su sufrimiento.
Muchas veces deseamos que una persona que queremos se libere de sus sufrimientos por motivos egoístas; esto es a menudo porque nuestras relaciones están basadas en el apeo. Si nuestro mejor amigo está enfermo o se siente deprimido, deseamos que se recupere lo antes posible para volver a disfrutar de su compañía, pero esto es un deseo egoísta, no verdadera compasión. Para sentir verdadera compasión debemos estimar a los demás.
Aunque ya tenemos cierto grado de compasión, es limitado. Cuando alguno de nuestros familiares o amigos están sufriendo sentimos angustia por ellos con mayor facilidad que por aquellos que no conocemos o nos resultan “no gratos”.
Además, sentimos mayor compasión por aquellos que vemos con sufrimiento más evidente, pero no por los que disfrutan de buena salud ni por los que cometen malas acciones.
Para poder ser seres más compasivos deberemos practicar la compasión para abarcar a todos los seres sintientes sin excepción.
Una práctica muy eficaz para ayudarnos al cultivo de la compasión es la meditación durante mucho tiempo.
Para ello te invito a que comiences con meditaciones sencillas como por ejemplo 3 min con los ojos cerrados y centrándote en tu respiración. Aumentando ésta práctica paulatinamente hasta llegar por lo menos a 30 min de meditación diaria.
Sant Subagh Kaur
FB Sant Subagh Kaur