CREENCIAS
Por Arturo Maldonado M.
Una creencia es cuando la fe, el conocimiento que junto con la experiencia propia o ajena nos da como resultado una afirmación que puede ser válida solo para nosotros o para la comunidad.
Las creencias son elecciones personales que pueden estar determinadas por las influencias que hemos recibido de modelos cercanos, como pueden ser la familia, los amigos, la educación escolar, la pareja, cualquier tipo de relación con las personas o entidades que desarrollemos.
Un ejemplo sencillo de esto es cuando nuestra madre nos dice como afirmación cuando somos pequeños, que la violencia nunca conduce a nada y que, por el contrario optamos por el diálogo para resolver los conflictos, entonces, creeremos que los problemas normalmente se resuelven a través de diálogo, convirtiéndose esta acción en una creencia.
Así es como surgen nuestras creencias que se vuelven dogmas en nuestra vida.
También suele ser habitual que creamos en aquellas cosas que nos parecen verdaderas y coherentes o que tienen una lógica, y no lo hacemos con aquellas que nos parecen incoherentes o carentes de sentido común.
Resumiendo, una creencia es la certeza o fe que tenemos acerca de determinas cuestiones tales como ideologías, doctrinas religiosas o políticas o en personajes puntuales.
La creencia es un modelo, generalmente basado en la fe, creado por nuestra confianza en algo y en las experiencias y acciones vividas, el cual cuando lo interpretamos deviene en contenidos cognoscitivos de hechos concretos o abstractos, los cuales no necesitarán desde nuestra perspectiva una demostración absoluta y ni tampoco se pedirán fundamentos racionales que lo expliquen todo, pero que aún ante esta carencia de comprobaciones, tienen una verdad.
Los grupos sociales, nos hemos congregado y agrupado alrededor de conjuntos de creencias, idealizándolas muchas veces, compartiéndolas y construyendo un tejido cultural y social que nos identifica y nos da una identidad.
Cuando las creencias son generalizadas, se establecen como dogma y definen así las reglas necesarias para poder pertenecer o no a ese grupo por el tipo de creencias.
Las creencias que manifestamos pueden ser externas cuando las adquirimos de la convivencia con los demás y las internas, cuando surgen de nuestros propios pensamientos y convicciones.
No existe una distinción formal del tipo de creencias que tenemos, ya que estas pueden ser: las opiniones, las ideológicas y las religiosas.
Las opiniones están sometidas a criterios racionales, los cuales justificarán su verdad o no.
Las ideológicas, están basadas principalmente en la constitución de la identidad e intereses que tenga el grupo familiar o social que las sostiene.
Las religiosas, cuyo origen está por fuera del mundo material o racional y de la propia experiencia, y que surgen de la revelación divina o de una autoridad sagrada.
Como todos los actos que como miembros de una sociedad ejecutamos, las creencias o el convencimiento de creer, no es más que un acto en el cuál queremos tener un sentido de pertenencia, de ahí es cuando optamos por determinado grupo social, político, cultural o religioso para asentar nuestras convicciones de la verdad.
El punto medular de todo esto es que, cada uno de nosotros debe ser congruente en su accionar con sus creencias, de cualquier tipo que sean.
Creer en algo o en alguien, da sentido a nuestra marcha por la vida, ya que estás se convierten en un faro de Luz que nos guía y que nos fortalecen cuando recurrimos a ellas.
Lo más importante es que tenemos la obligación de CREER en nosotros, en que somos capaces de ejecutar acciones con conciencia para beneficio propio y común, que el amor que generamos desde nuestro interior será visto y sentido por nosotros en cada acción que ejecutemos, en cada experiencia adquirida, ya sea propia o ajena, en cada palabra que expresemos, para así ser congruentes con nuestras creencias de vida y lo actuado.
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