Por: Verónica Aceves Peredo.
Dios me da únicamente felicidad.
Él me ha dado mi función (misión).
Por lo tanto, mí función tiene que ser la felicidad.
UCDM.
Cuando propuse el tema de esta quincena a los colaboradores de la revista, la respuesta fue la misma: es un reto!
Realmente me sorprendió que la respuesta hubiera coincidido sin estar juntos.
Desde ese momento he estado reflexionando acerca del tema.
A lo largo de los ya muchos años que he estado en búsqueda de “mi Misión” espiritual, de la misión de vida, he tomado diferentes opciones con la esperanza, en ocasiones fe y en otras, convicción de que pronto la encontraría; en momentos he llegado a pensar que la he encontrado y me he llenado de gozo, temporal, porque después me enfrento a dudas de si es así, generalmente porque las cosas que yo pienso que deberían de suceder, se bloquean, cambian, no fluyen fácilmente o simple y sencillamente no me siento totalmente satisfecha, con lo que hago, ni del todo feliz.
Otra reflexión, que me ha acompañado a lo largo de éstos años, es la creencia de que la “misión” de cada quien, es su sello particular, el hilo exacto en el tapiz de la vida, y por tanto es algo que debe de estar impregnado en nosotros y solamente se necesita ponernos en la disposición de manifestarlo para que así suceda. Esto es, debe ser fácil encontrarlo y manifestarlo, si se está dispuesto y atento (como un observador consciente) a la información que el mismo universo nos manda.
Una reflexión que también he tenido, es que si Nuestro Padre Celestial, El Gran Creador, La Fuente de Vida, o como sea que cada quien le llama, Es: Todo Amor, toda Ternura, Bondad, entrega, Inmutable, Misericordioso, por decir algo de lo Infinito que Es, nuestra misión debería de ser: sencilla (Él no nos va a complicar la vida, ya lo hacemos suficientemente nosotros).
Como nada en la vida es casual, apenas la semana pasada, haciendo los ejercicios del libro: Un Curso De Milagros, en la lección 64, 65 y 66 del Libro de Ejercicios; encontré que precisamente éstos tratan acerca de la Función (o misión) que Dios nos da a cada uno, qué es en última instancia la misma para todos, pero manifestada por cada uno de nosotros.
Voy a compartir con ustedes algunas frases, para reflexionar sobre la Función o misión desde la perspectiva de UCDM:
- “Prepárate de antemano para todas las decisiones que tengas que tomar hoy, recordando que todas ellas son en realidad muy simples. Cada una te conducirá ya sea a la felicidad o a la infelicidad”...
- “Complejidad en lo relativo a la forma no implica complejidad en lo relativo al contenido”…
- “Es imposible que el contenido de cualquier decisión aquí en la tierra se componga de cualquier otra cosa que no sea esta simple elección”…
- “Mi única función es la que Dios me dio”...
- “… en tus manos (pone) la llave que abre la puerta de la paz, la cual tú mismo cerraste”…
- “que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función”…
- “Mi función y mi felicidad son una”…
El ego que siempre está tratando de confundirnos acerca de nuestra función, también nos hace caer en el error con respecto a qué es nuestra felicidad.
Llegar a comprender la verdad de cuál es nuestra función, es llegar a comprender que es abrirnos a la felicidad que Dios nos da, al poder elegir entre la felicidad y la infelicidad: constante, continua e inmutablemente.
“Dios, es Amor y el Amor no puede dar maldad, Dios no puede dar lo que no tiene, ni puede tener lo que no es.”
Claro que estarás pensando y todo lo que veo y percibo a mi alrededor de maldad, de donde surge entonces.
Recuerda que en el mundo la mente está compuesta por dos partes, una de ellas la gobierna el ego y nos hace ver y crear un mundo lleno de maldad, enfermedad, desastres, que nuestras mentes poderosas por ser atributos de Dios, hacen que se “manifiesten”, y otra parte de la mente, que está alineada con Su creador y a través del Espíritu Santo es Co-creadora, ahí es donde reside la verdad, el amor y la felicidad.
Tenemos por tanto dos guías: uno el ego y otro el Espíritu Santo, los resultados de nuestra elección son el miedo que engendra el ego y sus consecuencias; o el amor que procede de Dios.
A quien escucharas, es tú elección, sólo te recuerdo como dice UCDM:
Dios me da únicamente felicidad
Él me ha dado mi función
Por lo tanto mi función tiene que ser la felicidad.
Amén!
Si recordamos quienes somos y quién nos creó haremos Posible lo que creemos Imposible:
Ver la Verdad, que nos dará la libertad, y nos conducirá a la felicidad y la paz, a nuestra misión!
Verónica Aceves
Psicoterapeuta-grafóloga
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