Es una experiencia global, en la que nuestra Trinidad Sagrada (materia, espíritu y alma) es un TODO y se manifiesta ante nosotros mismos y el mundo, expresándose en la forma que hayamos elegido de acuerdo al aquí y al ahora que vivimos.
¿Qué es la Espiritualidad?
Espiritualidad es la manera en como encontramos significado a nuestra vida con la esperanza, el equilibrio y la paz interior. Muchos la encontramos a través de la práctica de una religión o doctrina, otros la encuentran a través de la música, el arte, de la meditación o de una conexión con la naturaleza, otros más en sus valores y principios aprendidos en casa o adquiridos en su proceso de vida o la suma de todo lo anterior.
¿Qué es la salud espiritual?
Es un concepto muy subjetivo de expresar, desde mi perspectiva, es una situación de vida que se siente y se manifiesta en cada uno de nosotros de forma sutil pero clara, ya que nos hace sentir satisfechos de los que somos, de lo que hacemos, de quien somos, no importan las situaciones que nos rodean o que estamos atravesando por la vida.
La manera más gráfica de expresarlo es decir que estás en equilibrio y que eres y te sientes feliz.
Como seres integrales y únicos, el desequilibrio de una de nuestras partes nos lleva a sentirnos mal y eso, si no logramos balancear de nuevo nuestra vida, nos puede llevar a enfermedades ya sean materiales, psíquicas o espirituales.
Una sola de nuestras partes no puede hacernos funcionar en forma eficiente, necesitamos que las tres estén bien y coordinadas.
La salud espiritual se alcanza cuando uno se siente en paz con la vida, cuando logramos encontrar y tener fe y esperanza, aun en los momentos más difíciles, el reto es alcanzar una estabilidad lo más duradera posible.
Cuando se sufre de una enfermedad crónica o difícil de cualquier índole, es fácil perder la espiritualidad, debido a que en los momentos de dolor se tiene la pérdida de creencias, de fe y de esperanza.
Al mantener una vida espiritual sana podemos tener un mejor control de nuestra salud integral. El equilibrio nos ayuda a recuperarnos en cualquier situación por fuerte que esta sea. Si sentimos que tenemos problemas de salud espiritual, deberíamos cuestionarnos:
- ¿Qué es lo que hice o dejé de hacer para sentirme inquieto?
- ¿Lo hice o dejé de hacer conscientemente?
- ¿Se y puedo trascender con consciencia cualquier tipo de situación?
- ¿Dónde puedo encontrar mi fuerza y poder interno?
- ¿Qué hago cuando me siento completo, sano, feliz y logró trascender la situación que me agobia?
Las respuestas a estas preguntas nos pueden guiar y ayudarnos a tener una paz interior.
Si somos capaces de lograr ese estado, podremos permitir que nuestro cuerpo tenga mayor fuerza para sanar. Nuestro cuerpo integral necesita que estemos tranquilos y nos permitirá tomarnos el tiempo para descansar y recuperarnos física, emocional y mentalmente, con actitudes positivas ante nosotros mismos y todo lo que nos rodea, así lograremos que nuestra salud espiritual contribuya en nuestro proceso de curación.
Al esforzarnos en mantener cada una de nuestras partes sanas estaremos logrando que nuestro cuerpo, mente y alma se mantengan unidos, completos, sanos, fuertes, poderosos, armónicos y felices.
Desde la parte curativa tradicional de ayuda, para tener una buena salud espiritual, es armonizarse con meditaciones, baños de hierbas, inciensos y velas. Además de los rezos y plegarias acostumbrados por cada uno de nosotros.
Uno muy simple y efectivo es hervir en dos litros de agua un manojo de romero, ruda, albahaca hasta hacer una infusión, se le puede agregar unas gotas de alguna loción de baño que usualmente usamos, se media con agua fría y se usa como enjuague después del baño normal. Es preferible realizar este enjuague por la noche, ya que al retirarnos las energías que no nos corresponden provocara un poco de pesadez, cansancio y sueño.
Es recomendable realizar tres veces seguidas este baño (si se puede), en un fin de semana (viernes, sábado y domingo), después del tercero, al despertar el lunes, se notara la diferencia en cuanto a energía y luz con la que iniciamos el día.
Si lo combinamos quemando una vara de incienso de vainilla o sándalo y la luz de una vela blanca generaremos un ambiente reparador y sobre curativo para toda nuestra parte integral.
Sin olvidar, que al hacer este pequeño ritual pidamos al Ser Supremo Creador que tenemos en nuestro corazón que nos ayude e ilumine para alcanzar nuestro mejor estado de salud física, mental y espiritual.
“Que la Luz nos ilumine y guie en nuestra senda por recorrer”
Arturo Maldonado M.
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