Por: Verónica Aceves Peredo
“no será tu maestro aquel a quien escuches, sino aquel de quien aprendas;
ni será aquel que te dé explicaciones, sino aquel que deje en tu corazón huellas de su enseñanza;
ni lo será el que te invite a entrar por la puerta, sino el que te descorra la cortina,
ni aquel que te ofrezca sus palabras, sino aquel que excite en ti sus mismos estados espirituales.”
Sor Marly O.P.
Dice Mateo (23-8), “No os dejéis llamar maestros, porque uno sólo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos”.
Para mí y millones de humanos, no ha habido ni habrá Maestro más grande que Jesucristo.
Jesús, conservo siempre su unidad con El Padre Celestial. Él es un ejemplo porque sus actos eran auténticos, porque su enseñanza se basó en la coherencia entre sus acciones, su corazón, su mente y su espíritu.
La misión de Jesús, fue mostrarnos nuestra verdadera naturaleza como hijos de un Padre que nos ama a cada uno, con profundo e inmutable amor. Jesús, vino a demostrarnos con su ejemplo nuestros cristos interiores, que nos permiten transitar el camino verdadero, al retornar al hombre a su estado natural, a su esencia prístina, ¿Cómo? Haciendo lo que El hizo.
Jesús como Hijo y en representación de todos los hijos de Dios, nos pide que lo imitemos, amando, con amor puro e incondicional, ya que ese fue su principal recomendación: “Amaos los unos a los otros”.
Efectivamente, El Maestro por excelencia para mi es Jesucristo, pero existen hermanos que por sus virtudes y el haber logrado una transformación espiritual, han adquirido una vibración, jerarquía o rango espiritual, que les confiere un lugar de mayor comprensión y amor que les da la responsabilidad y la misión de ayudar a que se expanda la luz en nuestro mundo.
Esta idea de que seres humanos ordinarios lograron la ascensión fue creada por Helena Bravatsky y pertenece a la teosofía. Aunque desde tiempos inmemoriales se ha llamado a algunos hombres: maestros sabios, mahatmas o hermanos mayores, maestros de luz, santos, Chohán, Iluminados, etc. A estos seres, se les llama así, porque aunque atravesaron las vicisitudes de la humanidad, del tiempo y el espacio, del ego y los impulsos internos, llegaron a convertirse en amos de todas estas cosas. Aprendieron las lecciones de la vida y comprendieron la Presencia Divina de Dios en su corazón, uniéndose a su Padre a través de ser uno con El para convertirse en dios en acción integrándose permanentemente con la Luz.
Al lograr encontrar su verdadera identidad y su luz interior, permanecen dispuestos a ayudar a sus hermanos para alcanzar la misma meta, hasta que todos seamos uno con el Padre.
Un maestro de luz, es un ser que por su propio esfuerzo y voluntad consciente, ha generado amor y poder suficiente en sí mismo, mediante su comprensión de la unidad con El todo y con todo.
La vibración de estos maestros, emite una esencia luminosa que irradia a todos los que aún estamos en la bruma.
Existen muchos maestros que vibran irradiando su luz, para el avance de sus hermanos, algunos muy reconocidos, otros que actúan desde una especie de “anonimato”, pero con igual intensidad y amor.
Una vez que hemos hablado de Jesús, seguiremos con la Madre Divina, que es el arquetipo materno de la Emanación divina y femenina. Y por supuesto María, es Maestra Ascendida que ocupa un lugar único y especial como co-redentora.
Continuando con el tema y solo por hacer mención de algunos de estos seres de luz, que nos orientan, está: Saint Germain, quien se encarga principalmente del rayo violeta transmutador del perdón y el amor compasivo. Enoc, de quien se dice aprendió los secretos del cielo y la tierra. Elías que es uno de los personajes más fascinantes de la biblia y que se le ha conocido como el predecesor del Mesías, en distintas épocas; En la más reciente a través Roque Rojas; Damiana Oviedo, portavoz de la Divina palabra del Tercer Testamento. Tomás Moro, que fungió como voz de la conciencia, Ganesha que ayuda a eliminar los obstáculos en nuestro camino material y espiritual, Siddharta Gautama Buda, que dedicó su vida a buscar la vía para vencer el sufrimiento y encontrar la libertad, y enfatizo sobre el desapego. Hermes Trimegisto, a quien se le atribuye la tabla Esmeralda; Pablo apóstol, Kuan Yin, quien representa en oriente la madre de la misericordia, Paramahansa Yogananda, un gran maestro hindú, que trajo a occidente sus enseñanzas espirituales y mostró magistralmente el camino del Cristo y el estado Búdico, San Francisco, “quien enseño a seguir las enseñanzas de Jesucristo y caminar sus pasos” con gran humildad, enseñó el amor por toda creación del Padre, en especial de los animales. San Juan de la Cruz, místico, doctor de la iglesia y un revolucionario espiritual, quien profundizo que: en el ascenso a la perfección el alma pasa “por la noche oscura…..”, Sta. Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús, Sta. Catalina de Siena, Serapis Bey, San Juan, Tomás el Apóstol. Teresa de Calcuta. Por nombrar a unos cuántos maestros en nuestro camino de retorno, como verdaderos hijos de Dios.
Finalmente, otros maestros de luz, aunque de diferente procedencia son los Arcángeles. Que son representantes directos de la Trinidad y ayudan a la humanidad en su camino de retorno al verdadero Hogar. Ellos son: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jofiel, Shamuel y Zadkiel (los principales). Cada uno cumple una misión y aspecto específico en su ayuda a la humanidad, siendo San Miguel, el de más alta dignidad y responsabilidad.
No importa, en quien te inspiras o a quien recurras en tu camino hacia manifestar tu divina esencia, lo importante es que nunca estamos solos, Nuestro Padre-Madre Celestial, por el contrario ha dispuesto a huestes de seres de luz, que como hermanos mayores, llenos de amor, caridad, y comprensión nos acompañan y ofrecen su ayuda y sus enseñanzas.
Abramos nuestro corazón y nuestra voluntad para ser guiados!!!
Aprovecho este espacio para dar las gracias a los maestros de luz que me guían; y a mis maestros terrenales que comparten su conocimiento y a todos mis hermanos (humanos y animales) porque a través de su reflejo, me permiten tomar consciencia.
“no será tu maestro aquel a quien escuches, sino aquel de quien aprendas;
ni será aquel que te dé explicaciones, sino aquel que deje en tu corazón huellas de su enseñanza;
ni lo será el que te invite a entrar por la puerta, sino el que te descorra la cortina,
ni aquel que te ofrezca sus palabras, sino aquel que excite en ti sus mismos estados espirituales.”
Sor Marly O.P.
Dice Mateo (23-8), “No os dejéis llamar maestros, porque uno sólo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos”.
Para mí y millones de humanos, no ha habido ni habrá Maestro más grande que Jesucristo.
Jesús, conservo siempre su unidad con El Padre Celestial. Él es un ejemplo porque sus actos eran auténticos, porque su enseñanza se basó en la coherencia entre sus acciones, su corazón, su mente y su espíritu.
La misión de Jesús, fue mostrarnos nuestra verdadera naturaleza como hijos de un Padre que nos ama a cada uno, con profundo e inmutable amor. Jesús, vino a demostrarnos con su ejemplo nuestros cristos interiores, que nos permiten transitar el camino verdadero, al retornar al hombre a su estado natural, a su esencia prístina, ¿Cómo? Haciendo lo que El hizo.
Jesús como Hijo y en representación de todos los hijos de Dios, nos pide que lo imitemos, amando, con amor puro e incondicional, ya que ese fue su principal recomendación: “Amaos los unos a los otros”.
Efectivamente, El Maestro por excelencia para mi es Jesucristo, pero existen hermanos que por sus virtudes y el haber logrado una transformación espiritual, han adquirido una vibración, jerarquía o rango espiritual, que les confiere un lugar de mayor comprensión y amor que les da la responsabilidad y la misión de ayudar a que se expanda la luz en nuestro mundo.
Esta idea de que seres humanos ordinarios lograron la ascensión fue creada por Helena Bravatsky y pertenece a la teosofía. Aunque desde tiempos inmemoriales se ha llamado a algunos hombres: maestros sabios, mahatmas o hermanos mayores, maestros de luz, santos, Chohán, Iluminados, etc. A estos seres, se les llama así, porque aunque atravesaron las vicisitudes de la humanidad, del tiempo y el espacio, del ego y los impulsos internos, llegaron a convertirse en amos de todas estas cosas. Aprendieron las lecciones de la vida y comprendieron la Presencia Divina de Dios en su corazón, uniéndose a su Padre a través de ser uno con El para convertirse en dios en acción integrándose permanentemente con la Luz.
Al lograr encontrar su verdadera identidad y su luz interior, permanecen dispuestos a ayudar a sus hermanos para alcanzar la misma meta, hasta que todos seamos uno con el Padre.
Un maestro de luz, es un ser que por su propio esfuerzo y voluntad consciente, ha generado amor y poder suficiente en sí mismo, mediante su comprensión de la unidad con El todo y con todo.
La vibración de estos maestros, emite una esencia luminosa que irradia a todos los que aún estamos en la bruma.
Existen muchos maestros que vibran irradiando su luz, para el avance de sus hermanos, algunos muy reconocidos, otros que actúan desde una especie de “anonimato”, pero con igual intensidad y amor.
Una vez que hemos hablado de Jesús, seguiremos con la Madre Divina, que es el arquetipo materno de la Emanación divina y femenina. Y por supuesto María, es Maestra Ascendida que ocupa un lugar único y especial como co-redentora.
Continuando con el tema y solo por hacer mención de algunos de estos seres de luz, que nos orientan, está: Saint Germain, quien se encarga principalmente del rayo violeta transmutador del perdón y el amor compasivo. Enoc, de quien se dice aprendió los secretos del cielo y la tierra. Elías que es uno de los personajes más fascinantes de la biblia y que se le ha conocido como el predecesor del Mesías, en distintas épocas; En la más reciente a través Roque Rojas; Damiana Oviedo, portavoz de la Divina palabra del Tercer Testamento. Tomás Moro, que fungió como voz de la conciencia, Ganesha que ayuda a eliminar los obstáculos en nuestro camino material y espiritual, Siddharta Gautama Buda, que dedicó su vida a buscar la vía para vencer el sufrimiento y encontrar la libertad, y enfatizo sobre el desapego. Hermes Trimegisto, a quien se le atribuye la tabla Esmeralda; Pablo apóstol, Kuan Yin, quien representa en oriente la madre de la misericordia, Paramahansa Yogananda, un gran maestro hindú, que trajo a occidente sus enseñanzas espirituales y mostró magistralmente el camino del Cristo y el estado Búdico, San Francisco, “quien enseño a seguir las enseñanzas de Jesucristo y caminar sus pasos” con gran humildad, enseñó el amor por toda creación del Padre, en especial de los animales. San Juan de la Cruz, místico, doctor de la iglesia y un revolucionario espiritual, quien profundizo que: en el ascenso a la perfección el alma pasa “por la noche oscura…..”, Sta. Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús, Sta. Catalina de Siena, Serapis Bey, San Juan, Tomás el Apóstol. Teresa de Calcuta. Por nombrar a unos cuántos maestros en nuestro camino de retorno, como verdaderos hijos de Dios.
Finalmente, otros maestros de luz, aunque de diferente procedencia son los Arcángeles. Que son representantes directos de la Trinidad y ayudan a la humanidad en su camino de retorno al verdadero Hogar. Ellos son: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jofiel, Shamuel y Zadkiel (los principales). Cada uno cumple una misión y aspecto específico en su ayuda a la humanidad, siendo San Miguel, el de más alta dignidad y responsabilidad.
No importa, en quien te inspiras o a quien recurras en tu camino hacia manifestar tu divina esencia, lo importante es que nunca estamos solos, Nuestro Padre-Madre Celestial, por el contrario ha dispuesto a huestes de seres de luz, que como hermanos mayores, llenos de amor, caridad, y comprensión nos acompañan y ofrecen su ayuda y sus enseñanzas.
Abramos nuestro corazón y nuestra voluntad para ser guiados!!!
Aprovecho este espacio para dar las gracias a los maestros de luz que me guían; y a mis maestros terrenales que comparten su conocimiento y a todos mis hermanos (humanos y animales) porque a través de su reflejo, me permiten tomar consciencia.