Por: Gonzalo Yáñez. "Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad." Antoine de Saint-Éxupéry. |
Hay personas que viven con una tendencia hacia los pensamientos negativos, tanto que otras tienden hacia lo positivo. Por lo menos así lo expresan y muchas de ellas así lo viven en su interior.
¿A qué se debe esto? Podemos pensar que se debe a herencia, a aprendizajes en nuestra formación, a la cultura, a nuestro entorno... Cualquier cosa o todas en conjunto pueden contribuir, pero lo que es un hecho es que en el día de hoy, en el momento actual, cada uno de nosotros tenemos la libertad de elegir con cuál de los dos espíritus queremos vivir.
La elección parece obvia, pero debemos comprender que ambas vías tienen sus atractivos y nos brindan beneficios.
Encontramos frecuentemente que el ser positivo es bien visto por nuestro entorno, atrae a las personas, aunque en un extremo se puede pecar de ingenuo o de superficial.
Generalmente nos hace ver y ser más felices. Por lo menos internamente, definitivamente se vive mejor.
El espíritu negativo es un muy buen refugio para no afrontar responsabilidades y tomar actitudes derrotistas que nos protegen de la responsabilidad y de la acción de afrontar el reto de avanzar, de superar los obstáculos, de cambiar y de superarnos. La pasividad es cómoda y nos ofrece seguridad.
También es cierto que quien transite por el camino positivo avanza y el que lo haga por el negativo, se estanca.
Otra gran verdad es que cada uno de nosotros tiene y vive en su propia realidad. Solamente esa es la que existe. Cada persona tiene diferentes perspectivas, opiniones, información, interpreta diferente. La única realidad es la mía, la que vivo. Lo que uno piensa es nuestra realidad.
Pregúntate sinceramente ¿en qué realidad quieres vivir?
Tú eres tu mejor amigo y tu peor enemigo.
El “hoy” solo depende de nosotros mismos, de lo queramos que sea. Hoy podemos convivir con lo que nos rodea, sea el clima, a nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestro físico, como nosotros queramos.
Por otra parte parece imposible o al menos muy poco probable que cambiemos nuestros hábitos. Los maestros nos dan una sencilla receta para lograr un cambio: simplemente hay que hacerlo. En nuestra voluntad y convicción está lo que necesitamos para simplemente actuar.
Hay que tener siempre presente que el lograrlo no se da por arte de magia o del buen deseo. Tenemos que esforzarnos para poder alcanzarlo. Es importante saber que tenemos en nosotros mismos el potencial para hacerlo.
Nos puede tomar muchos años el poder asimilarlo, pero además es necesario ser congruente, entre lo que uno piensa, lo que siente y como actúa. A la vez, el pensamiento, lo físico, y lo espiritual deben estar interactuando en armonía. Solo estando alineaos en estos círculos podemos encontrar el camino de la evolución. Como queramos verlo pero somos parte de Dios, de la creación universal, y nada fue creado para permanecer como está. Todo cambia y debe evolucionar, nosotros somos los responsables de ello. |
Además, ¿Qué mayor gozo podemos encontrar que el poder evolucionar?
Agradezco infinitamente a mi maestra y guía, sus enseñanzas
que me han dado una mejor vida.
Gonzalo Yáñez.
que me han dado una mejor vida.
Gonzalo Yáñez.