Por: Verónica Aceves Peredo
“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”.
Mahatma Gandhi.
Esta frase la aplico yo, al mayor tirano que se encuentra en nosotros mismos y es el que nos impone las mayores penas, leyes, situaciones, errores y dificultades (el ego). El despertar de la conciencia es por tanto, indispensable para penetrar en las dimensiones superiores y adquirir la dignidad que nos corresponde, no sólo como hombres, sino principalmente como Hijos de Dios.
Todos entendemos el termino dimensiones, aunque en ocasiones nos es difícil explicarlas, principalmente si nos referimos a dimensiones espirituales. En cuanto a las físicas o de lo que llamamos nuestro universo, los científicos del mundo tras años de analizar han concluido que matemáticamente existen 4 dimensiones, tres de las cuales son de carácter dimensional específicamente y la cuarta es de carácter temporal (es decir, fijada por el tiempo).
• La Primera Dimensión: pueden medirse en metros lineales.
• La segunda: pueden medirse en metros cuadrados, es decir, de superficie.
• La Tercera Dimensión: está formada por aquellos objetos “tridimensionales”, que posee largo, ancho y alto.
• La cuarta: corresponde al tiempo.
Pero en el ámbito espiritual, cada vez con más frecuencia se nos habla de un cambio dimensional o de pasar de la 3D, a la 4D y a la 5D. La tercera dimensión, se basa en el concepto dual, fragmentado, lineal e ilusorio. Suponemos por lo que observamos que nos encontramos fluctuando entre la tercera y cuarta dimensión porque estamos experimentando modificaciones en el tiempo, además existe una tendencia a la integración, estamos percibiendo otras posibilidades, estamos cambiando los paradigmas, pero sobre todo estamos abriendo nuestra conciencia y acercándonos a la quinta dimensión.
Este cambio ha sido profetizado por diversas culturas y expresado por nuestros ancestros, que señalaban la llegada de una época dorada, en la cual la humanidad desarrollaría una mayor conciencia que daría como resultado un mundo de armonía, en donde el amor sería la clave, prácticamente regresaríamos al paraíso que “perdimos”, aunque en realidad lo “olvidamos”.
Este cambio dimensional, ya se manifiesta en nuestra vida y a diario; si observamos hay cambios planetarios, como puede ser la Resonancia Schumann:
Que es una frecuencia electromagnética, que nos conecta a todos los seres humanos, donde la Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico. Durante siglos la Tierra giraba sobre su eje a 7.8 Hz (Hz: frecuencia de vibración) pero ahora nuestro planeta está girando sobre su eje más rápidamente, eso sería a 12 Hz. en tan solo 6 años, se altero la carga electromagnética de la tierra.
La pregunta es ¿para qué se ha elevado la Resonancia Schumann y qué es lo que está generando?
Estos cambios afectan como todo proceso de cambio, y se viven con temor, incertidumbre, emociones alteradas, o por el contrario con esperanza.
Las modificaciones vibratorias que nos afectan a la humanidad y al universo, nos llevan a un despertar que se conoce como “El despertar de la Conciencia”, o “despertar”; a lo que nos referimos es a un cambio de paradigma en donde empezamos a reconocernos de manera colectiva, entendiendo que nuestra esencia es divina o que somos seres de luz y que todos somos uno y formamos parte del Todo.
En Cuánto a las dimensiones en el sentido espiritual, vendrían a ser como los diferentes estadios que vamos experimentando en nuestro camino hacia el Ser Único, es como la escala de Jacob; la escalera ya se encuentra ahí, es decir, las dimensiones, pero su vibración es distinta a cada paso; a mayor vibración mayor conciencia, cada escalón una mayor altura, en conocimiento y comprensión y viceversa, entre más densidad más apegos, más materialidad, mayor dualidad, más permanencia en la difícil y caótica 3D.
Existen según algunos autores, que hablan sobre siete dimensiones perceptuales, pero refiriéndose con respecto a donde se encuentra actualmente la tierra, aunque hay otras dimensiones que están fuera de nuestra comprensión humana. Y no tiene caso especular sobre ellas.
Hacer un cambio de dimensión significa expandir la conciencia, cambiar la forma en que percibimos lo que llamamos realidad, cambiarme a mí mismo, comprender que lo que hago al otro me lo hago a mí, comprender que lo que veo en el otro es el reflejo de mí mismo. Para mi significa principalmente empezar a responsabilizarnos y a salir de nuestro sueño para vivenciar la realidad.
La quinta dimensión, implica recordar que somos seres de luz, recordar nuestra divinidad y unicidad, despertando nuestra sabiduría interior y dejando atrás el pensamiento dual y de separación.
A diferencia de las primeras dimensiones, la quinta, no es una dimensión física sino energética. El mejor ejemplo de esta dimensión es cuando contactamos con nuestro Yo Superior. En esta dimensión se encuentran vibrando seres que llamados los Maestros Ascendidos y los guías espirituales, que son almas que experimentan la conciencia grupal y escogen hacer un servicio para la evolución de sus hermanos que están vibrando en una frecuencia más lenta. Esta dimensión es de Luz y se percibe holográfica o lumínicamente y ahí vibra nuestra divinidad.
La sexta y la séptima son dimensiones más similares, que son difíciles de describir ya que están superpuestas y sus límites son permeables. Algunos, estudiosos de este tema, consideran que la Sexta dimensión es la frecuencia Cristica o Búdica, que es la dimensión en donde se recuerda totalmente que se es el Todo. Este estado de conciencia tiene como característica que es compasiva e iluminada, es el regreso a casa, todo se experimenta como Uno, la conciencia es ilimitada.
En la séptima dimensión, la experiencia es multidimensional y de integración total, es de Luz pura y principalmente de AMOR.
Nuestra conciencia aún no está sincronizada con la nueva energía que nos rodea, no hemos entrado en coherencia; y a unos más y a otros menos, según su nivel de desfase les afecta el cambio y se traduce en fricciones, enfermedades, “problemas” a veces demasiado bruscos y difíciles.
Sea como sea el cambio, éste ya está programado genéticamente y en nuestra memoria celular que se encuentra conectada siempre a la Fuente.
Lo mejor que podemos hacer, es evitar como dice Enric Corbera hacer juicios y sentirnos separados; el siguiente paso consiste en ponernos en manos del Espíritu Santo (Yo Superior, Inspiración Universal, Dios o como gustes llamarlo) porque según dice en el Libro Un Curso De Milagros:
“Una de las funciones del Espíritu Santo que considero más importantes consiste en ayudarte a reinterpretar tu percepción y enseñarte que no entiendes lo que percibes, porque tu mente está dividida. Cuando ofreces al Espíritu Santo la situación que te hace daño, Él la reinterpreta y tú experimentas paz.
A través del Espíritu Santo, nos liberamos de la culpa y así́ podemos sanar nuestra mente. Cuando la mente se sana, el cuerpo la sigue.
El Espíritu Santo nos enseña que lo que parece diferente es igual, pero manifestado de una forma complementaria u opuesta. Cuando somos capaces de percibir a nuestro opuesto como una parte de nosotros mismos, entonces la mente tiene la posibilidad de integrarse y así́ sanar. La sanación es el resultado de dejar de percibir algo separado para interpretarlo como perteneciente a uno mismo. Ya no hay lucha, ya no hay culpa, sino comprensión. “
En esta situación abrimos nuestro ser, a una nueva dimensión, a otro estado de conciencia, a la unidad y podemos DESPERTAR!