Aunque evidentemente, dichos autores se refieren a la salud física que a través de una escritura correcta y las técnicas grafológicas, se puede alcanzar, no es menos cierto que al modificar la manera en que escribimos la salud espiritual puede lograrse.
Antes de entrar de lleno en el tema, resulta necesario hablar sobre lo que es la grafología, de la cual deriva la grafoterapia, a través de la cual, se pueden lograr modificaciones en nuestra escritura con fines de salud.
La grafología, sin entrar a discusiones frecuentes de si se le considera, ciencia, pseudociencia, técnica o esoterismo, es una magnifica herramienta, ya veremos porqué.
En forma muy general, la mayoría de los autores consideran que: La grafología que tiene por objetivo estudiar características de la personalidad, aptitudes, inteligencia, estado general de salud, de los individuos mediante la interpretación de los denominados aspectos gráficos de la escritura manuscrita.
Según el grafólogo José Javier Simón, lo importante es dejar claro lo que la grafología no es.
El considera que no es una ciencia exacta en el sentido estricto de la palabra. Pero según Simón, no significa que no tenga un carácter científico, lo cual indudablemente tiene, y opina: “decir que la grafología es una ciencia equivaldría a decir que el Teorema de Pitágoras lo es también, cuando la ciencia es, en este caso, la matemática. Señala por tanto que la grafología es una parte de la ciencia llamada psicología.
Sea como sea, que consideremos a la grafología, lo cierto es que para poder plasmar grafismos en alguna superficie, se requieren que diferentes partes del cerebro se pongan en funcionamiento.
Múltiples regiones cerebrales interfieren y aportan informaciones sensoriales y el trazado mnésico de las letras y palabras. Por ejemplo, el recuerdo de las mismas se almacena en la corteza sensorial asociativa y el hipocampo asegura su mantenimiento, la corteza frontal, su selección y circunvolución singular, su recuerdo. Cada uno de estos dos hemisferios interviene en la elaboración de lo que constituirá el gesto gráfico. Del hemisferio izquierdo proceden los elementos de carácter verbal y del derecho, los elementos de carácter espacial y una especie de visión global, semántica, de la palabra escrita.
Las informaciones verbales se conducen por la corteza motora frontal asociativa, cuya región más conocida es el área de Broca, que determina la articulación de las palabras habladas. Por un mecanismo en cierto modo inverso al realizado por la corteza sensorial, el mensaje se transmite a la corteza motora primaria para concretar el movimiento. Esto dicho en pocas palabras, implica un gran número de conexiones y procesos dentro del cerebro, hasta llegar a la mano y plasmarse en letras o símbolos.
La grafoterapia se basa en el hecho de que al modificar los grafismos, la información llega de regreso hacia el cerebro y este hace las correcciones correspondientes las cuales terminan por repercutir en la salud de quien lo realiza. Las bases de la grafoterapia, son que la escritura refleja nuestro estado tanto físico como emocional, la escritura es un acto automático y si la cambiamos también se conseguirá actuar sobre nuestro estado físico y mental.
Es decir al cambiar nuestra forma de escribir podríamos producir cambios positivos sobre nuestra personalidad, sobre nuestra forma de ser. Esto genera en el cerebro nuevos reflejos condicionados que al actuar sobre las glándulas endocrinas, conseguirán que estas regulen el equilibrio del organismo, lo que ayudará a la persona a mejorar su estado de salud.
La salud espiritual.
Si partimos de la base que el ser humano es cuerpo, mente y espíritu, al trazar grafismos que impliquen mayor salud, física y mental, se logrará por una parte un equilibrio que repercute en lo espiritual, pero también se pueden introducir gestos gráficos que se relacionen con un mayor desarrollo de nuestra espiritualidad.
Si en nuestra escritura logramos orden, claridad armonía, bondad, afecto rectitud; es decir, si a través de nuestros grafismos manifestamos estos valores y actitudes positivas, el efecto será una mayor salud espiritual.
Lo primero que necesitamos es: una escritura sencilla, sin ornamentos innecesarios, legible, ordenada, equilibrada.
Ejemplos de escrituras:
Los grafólogos: Vicente Llendó y Víctor M. Anduix, en su libro “Escritura y Salud”, nos dicen: escribimos como somos. Pero también somos como escribimos. Mencionan en su libro que “si cambiamos nuestra forma de escribir cambiaremos, de alguna manera, nuestra forma de ser”.
Escritura que proyecta mayor salud y favorece la espiritualidad:
Escritura Inarmónica.
Poco favorable para el desarrollo espiritual.
La diferencia radica, no en escribir “bonito o feo” como comúnmente se dice, la diferencia consiste en una distribución ordenada, respetando espacios, armónica, en congruencia de trazos, evitando tachaduras, invasiones, ilegibilidad, etc.
Dedicando unos pocos minutos al día, para ejercitar una escritura más saludable, acompañada de frases positivas, es un buen inicio para favorecer la salud holística.
Dra. Verónica Georgina Aceves Peredo.
Psicoterapeuta y Grafóloga
[email protected]
Psicoterapeuta y Grafóloga
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