Por. Verónica Aceves Peredo. |
"Inteligencia es luz, ego es oscuridad. La inteligencia es muy delicada, el ego es muy duro. La inteligencia es como una rosa, el ego es como una roca” OSHO. |
Hasta hace unas pocas semanas, pensar en la posibilidad de que existiera un ego espiritual, sería para mí casi “sacrilegio”, simplemente porque en mis creencias el ego era opuesto a lo espiritual.
Antes de profundizar en este planteamiento, me gustaría revisar un poco sobre el tan mencionado concepto del ego.
La primera vez que presté atención al término ego, fue en la carrera de psicología, cuando estudiaba a Freud y las tres estructuras que forman parte de la personalidad del individuo, el ello (id), el yo (ego) y el superyó (superego).
Según la teoría Freudiana el ego: es una estructura psíquica, que es la parte central de la consciencia cuya tarea es dar el sentido de “si mismo” organizando pensamientos, recuerdos, percepciones, sentimientos etc., aparece como mediador entre las otras estructuras mencionadas, ya que intenta conciliar las exigencias normativas y punitivas del superyó, que se podría comparar a una instancia moral porque contiene normas, reglas y prohibiciones. Y también mediar las demandas del ello o id, en donde se encuentran principalmente los deseos y pulsiones, es decir una estructura muy instintiva.
El ego, además de sus funciones, está formado por la experiencia consciente y lo preconsciente, que proporciona al hombre una representación engañosa de sí mismo, de los demás, de la humanidad y del mundo, según los ha introyectado o incorporado, a través de sus vivencias.
Hasta hace algunos años el término ego, era poco mencionado y se hablaba más sobre sus derivados: egocentrismo, egoísmo, egolatría, etc. Sin embargo, en las últimas décadas, el uso de la palabra ego, ha ido adquiriendo una gran importancia y su significado por así decirlo se ha enriquecido y ampliado. Ahora escuchamos en cualquier conversación, de doctos o iletrados, utilizarlo y aplicarlo con gran frecuencia haciendo referencia a actitudes soberbias, a lo contrario a la humildad, a aquel que solo se interesa por sí mismo; algunas veces se le utiliza como sinónimo del yo-yo; también se menciona como exceso de autoestima.
Alguien con mucho ego es incapaz de conectarse con los demás, porque no puede entender algo que no sea su propio ego. Se le atribuye también, a quienes únicamente buscan satisfacer sus propias necesidades y motivaciones, sin importar las de los demás.
Una persona que “sufre” de "problemas de ego" es: jactanciosa, egoísta, actúa con desdén, o es vanidosa, desagradable, hasta mala y destructiva. Al ego se le considera como algo que está dentro de nosotros, controlando nuestra vida cotidiana, incluso presionándonos para que a veces mostremos una imagen de “alguien que se preocupa por los demás desmedidamente” pero eso puede ser por intereses centrados en su propia imagen y aceptación, y eso también es ego. Por lo tanto el ego implicaría estar centrado en sí mismo.
En términos más sencillos el ego no es sino la idea que cada uno tiene de sí mismo. Es decir, que el ego no constituye más que una idea, una ilusión, pero una ilusión que ejerce gran influencia.
Revisando artículos, sobre el tema me he encontrado la clasificación de 10 tipos de ego:
• Ego SABELOTODO: Es aquel ego que siempre cree tener la razón, le gusta dar consejos sobre todo, siempre contesta aunque no sepa, cree tener respuesta para todo, no se puede quedar callado.
• Ego INSACIABLE: Es el ego “centro de mesa”, no le gusta pasar desapercibido, hace cualquier cosa para llamar la atención.
• Ego INTERRUPTOR: Su necesidad de autorreferencia es tan fuerte que interrumpe permanentemente, nunca deja que los otros terminen de hablar.
• Ego ENVIDIOSO: Es el que no soporta los triunfos y éxitos de otros. Degrada a los que cree que son mejores que él.
• Ego PRESTIGIOSO: Es el ego que busca aplausos, reconocimiento y admiración en todo lo que hace. Siempre quiere ser el mejor. Frecuentemente les dice a los demás: “te lo advertí”, “yo sabía”, “te lo dije, pero tú nunca me escuchas”, etc.
• Ego JINETE: Se monta de lo que dicen otros. Se aprovecha de los datos de los demás para su propio beneficio. Saca partido de lo que otros dicen para estructurar sus propias intervenciones. Es copión y usurpador.
• Ego SORDO: Nunca escucha, le gusta hablar sólo a él, habitualmente finge escuchar.
• Ego MANIPULADOR: Es aquel ego astuto que siempre se las arregla, ya sea tergiversando, acomodando, engañando, mintiendo o justificando para que las cosas resulten siempre a su favor.
• Ego ORGULLOSO: Es aquel ego competitivo, discutidor, que no le gusta perder.
• Ego PREMENTAL (silencioso): Es aquel ego que calladamente tiene un discurso paralelo, es criticón, hipócrita y enjuiciador.
Fuente: www.elnuevodia.com
Analizando, el ego, es visto como el enemigo a vencer, algo que se encuentra oculto en lo más recóndito de nuestro ser y que es considerado como la causa de nuestros mayores problemas. Pues bien no es así necesariamente, ya que estamos olvidando que el ego, es una entidad mental o una estructura de nuestra psique con la que nos identificamos y nos ayuda a manejarnos en nuestra vida práctica, vista así como entidad mental, no tiene que ser negativa, ni positiva y mucho menos algo que por definición tenemos que destruir o atacar, más bien esa entidad debe transformarse y poder llegar a amarla, pero en el sentido amplio y universal del amor, en este sentido si nos amamos a nosotros mismos como El Padre Nos Ama, otra cosa sería, si nos percibimos a nosotros mismos como parte del todo, estaríamos integrados y en armonía; es amándonos como podemos amar a los demás: “ Amarás a tu prójimo como a ti mismo..”
Por último, existe el ego espiritual? y si existe qué es?
Leyendo a Enric Corbera, he escuchado por primera vez el termino ego espiritual y él dice: que en Un Curso de Milagros (UCDM) donde basa muchas de sus teoría sobre la bioneuroemoción, se lee: “¡Cómo quieres ayudar a alguien si no te puedes ayudar ni a ti mismo! Las necesidades que ves en tus hermanos son tus propias necesidades. Lo que tienes que sanar es tu percepción y si ves a tu hermano necesitado, lo estás condenando a seguir así”
Esto debe resultar muy polémico, pero a mí me ha hecho mucho ruido y me ha invitado a reflexionar. Yo me considero un ser espiritual, una persona dedicada a la espiritualidad, mis esfuerzos se encaminan ayudar a los demás: rezo, envío energía, medito, hago diversos procesos de sanación para el bien de mis hermanos, pero al yo creer que contribuyo o soy conducto de sanación, caigo en dos aspectos a reflexionar, con respecto al el ego espiritual.
Primero el único que sana es Dios, cualquier ser, cualquier hermano es una chispa divina por tanto es una gota del Gran Océano y contiene la misma naturaleza de ese Océano, por tanto posee en forma inherente salud y abundancia y todas las cualidades que provienen de la Chispa Divina. El problema radica en que existen creencias muy arraigadas en nuestro inconsciente colectivo y por tanto en el individual, que forma el 98%, de nuestra mente, en donde se han grabado estas creencias y la mayoría de ellas relacionadas con culpabilidad, con juicios, tradiciones heredadas y pensamientos de carencia, enfermedad, vejez, etc. Hemos olvidado que al ser hijos del Padre, somos, co-creadores, creamos lo que creemos. Dice Corbera:” Atención a nuestras creaciones: serán creaciones si pensamos con el Espíritu Santo y serán fabricaciones si lo hacemos desde el ego. Cuando fabricamos a través del ego, estamos dormidos. Somos soñadores de un sueño que creemos real …”
Por tal motivo, unos sanan como por arte de magia y otros no, hagan lo que hagan. De igual forma hay a quienes las oportunidades les llegan como caídas del cielo y para otros parecen negárseles y tener a la diosa fortuna en su contra.
Pero, los que no parecen ser afortunados, creen que no lo son y lo que se les abren las oportunidades, seguramente es porque creen en ellas y están creando: es decir, éstas siendo uno con El Padre.
Y el otro punto, si yo creo (creación) con mi pensamiento y atraigo aquello en lo que deposito mi atención, mi pensamiento, mi creencia, etc. Entonces resultaría que si yo pienso que mi hermano está enfermo, más se enferma con mi creencia porque uno la mía a la suya, y se potencializa; o si yo pienso que mi hermano tiene carencias, aumento la creencia de escasez en él y en el mundo.
Así que mi reflexión es: si yo creo en la divinidad que hay dentro de mi hermano, y dentro de mí, que es la chispa divina, nuestro Yo superior y yo lo creo sano, abundante, capaz, responsable, consciente, etc. Y comparto mi creencia con él, en este sentido estaré haciendo algo más efectivo que reafirmar su “problema”, al tratar de “trabajar” en su “enfermedad”. Con esto no quiero decir que no exista enfermedad, carencia, vicisitudes, dolores, etc., y por supuesto deben ser tratadas como tales, lo que quiero aclarar, es que lo que podemos cambiar desde nuestro interior es nuestra creencia.
Si me cambio a mí mismo, si cambio mis creencias, y ya que finalmente todos estamos unidos porque formamos un solo cuerpo y un solo espíritu…. Ahí si estaré poniendo mi granito de arena y contribuyendo al universo y no será quizás mi ego espiritual, sino mi Yo superior el que esté transformándome al unirse al Todo, a la Conciencia.