“Las decisiones rápidas son decisiones inseguras”
Sófocles
Cada acto de nuestra vida lo definimos por las decisiones que tomamos y ejecutamos, ya sea de forma consciente o inconsciente. Como todo el Universo, también nosotros somos dinámicos, por tal razón las decisiones ejecutadas cambian para “bien o mal” nuestra vida.
Inclusive, aún al no elegir, estamos decidiendo.
Esto se debe a que en toda situación en la que elegimos, tiene consecuencias inmediatas o futuras, inclusive si pensamos o sentimos que es algo sin importancia.
Al final, siempre existe en nosotros el temor a equivocarnos, algo que siempre los demás califican y que te colgara la etiqueta de “exitoso o no exitoso”.
De ahí que si actuamos y decidimos por consenso, estamos dejando en manos de los demás nuestro poder de decisión y por ende de vida.
No existe un recetario o fórmula para tomar las “mejores” decisiones, estas son de acuerdo al momento y circunstancias existentes y es algo que vamos aprendiendo en el transcurso de nuestra vida y que nos da la madurez emocional.
Todos los días tomamos decisiones instintivas y a veces inconscientes, que nuestro buen juicio nos indica, por ejemplo, las compras en el supermercado.
El tomar “buenas” decisiones es difícil y complicado, aun teniendo todos los elementos a considerar y esto es para todos, porque nuestro futuro mediato e inmediato está determinado por las “pequeñas” decisiones.
Creemos que nuestra vida la definen las grandes decisiones que tomamos.
Un ejemplo muy simple: Decides casarte y unir tu vida para siempre con quien crees que es el amor de tu vida y que serás feliz por siempre. Sin embargo, al pasar el tiempo de convivencia te percatas que es una persona inestable y de esto no te habías percatado. La vida en común parece que va bien, hasta que en un momento dado y por cualquier motivo te agrede. Ese es un momento en el que puedes definir el resto de tu relación y vida en común. Puedes elegir no hacer nada o decidir y actuar. Dar paso a una relación donde existe y habrá agresiones o decidir que no vas a permitir ni aceptar ese comportamiento.
Esta decisión te obliga a hacer de lado tus sentimientos, las ideas que la sociedad nos inserta en el chip de que hay que aceptar lo “bueno y malo” en las relaciones matrimoniales y nos marca cómo hay que continuar siendo una pareja “ideal”.
Pero, una vez que comienzas a cuestionar y desechar lo que no te gusta y hacer a un lado los sentimientos de amor, tienes la oportunidad de decidir, eres más libre y fuerte para elegir y actuar.
Y así es como te das la oportunidad de decidir tu futura inmediato y a largo plazo.
Los puntos siguientes no son una receta ni mucho menos una fórmula, son a de acuerdo a mi experiencia de vida una guía, que de alguna manera me han ayudo a decidir.
Puedes adaptarlo y cuestionarlo tanto como desees.
- Analizar lo más objetivamente la situación que se nos presenta y pensar e imaginar la decisión que debemos tomar.
- Plantear los dos escenarios extremos “en el mejor y en el peor de los casos”. Analizar tanto ventajas y desventajas en ambas situaciones. ¿Qué pasaría si hago esto? ¿Y si no lo hago? No debemos tener miedo de actuar y dejar de lado las expectativas e ilusiones desmedidas. Hay que ser objetivo y realista.
- Entre ambos extremos (generalmente un sí o no) existen múltiples posibilidades, explorar y encontrar la o las más adecuadas y convenientes para nosotros. Analizar las ventajas y desventajas de cada opción.
- Una vez que Identificamos las ventajas y desventajas, hacer conciencia de es lo que estoy dispuesto a vivir. Ya que analice lo que puede o no pasar, identificar los riesgos y consecuencias que puedo y debo asumir y tolerar y las ventajas que más me benefician.
- Ahora, con un panorama amplio, actúo con seguridad y firmeza, como ya se lo que puedo o no aceptar y conozco la acción que es más positiva y benéfica para mí, es el momento de actuar.
- El derecho a decidir libremente lleva implícito la obligación de asumir consecuencias.
- Si un día te das cuenta que tomaste una decisión “equivocada”, no te culpes y asume la responsabilidad correspondiente.
Recuerda que ninguna decisión es totalmente correcta o perfecta y que no hay ninguna forma de predecir las consecuencias y resultados exactos. Además de que energéticamente no hay decisiones buenas o malas, solo decisiones, esto cuando lo hacemos desde nuestro Ser de Luz y con la conciencia, de que buscamos lo mejor para nosotros y los que nos rodean.
Al final del día vivido, siempre debemos de pensar que el sol volverá a salir al siguiente día y que tendremos una nueva oportunidad de volver a decidir.
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