Por: Verónica Aceves Peredo.
Un tema difícil y generalmente confuso.
Durante mucho tiempo pensé que espiritualidad y religiosidad, eran básicamente lo mismo. Incluso utilizaba cualquiera de los dos términos para indicar lo que yo hacía, con respecto a mi relación con Dios. Por poner un ejemplo, si iba seguido a misa, comentaba tener una vida espiritual muy activa; si mis pensamientos y mi corazón establecían un dialogo interior con Dios, me sentía muy religiosa.
Ahora tengo una diferente opinión y veo con claridad que aunque a primera vista parecen muy relacionados, al mismo tiempo encuentro diferencias importantes.
Es necesario aclarar los conceptos.
El diccionario, indica que la religión es un sistema cultural de comportamientos y prácticas, cosmovisiones, ética y organización social que relaciona la humanidad a una categoría existencial.
Habla de que existen alrededor de 4200 religiones vivas en el mundo e innumerables extintas.
Dice también que la palabra religión, se utiliza en algunas ocasiones como sinónimo de fe, sistema de creencias o a veces un conjunto de deberes y prácticas, que pueden incluir rituales, iniciaciones, trances, oficios, oración, servicio comunitario, sacrificios, etc.
En tanto que sobre espiritualidad, menciona que depende de una doctrina, escuela filosófica o ideología. En un sentido amplio, significa la condición espiritual, y que si se trata de una persona, es la disposición principalmente moral, psíquica o cultural que posee quien tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu y se relaciona también con la práctica de la virtud.
Estos dos caminos, han sido los más utilizados por la humanidad en su búsqueda para relacionarse con un “Ser” Supremo.
A lo largo de los siglos parece haber predominancia de una u otra forma de relacionarse; No obstante, en el momento actual y después de que han sido las religiones más importantes el camino más socorrido para tener contacto con la Divinidad, pienso que está tomando cada vez más fuerza y trascendencia, incursionar este sendero a través de la espiritualidad.
Por lo menos para mí, es éste último el que prefiero, aunque creo que en el fondo, en la esencia, ambos caminos se conectan, se encuentran y por tanto uno y otro pueden ser uno mismo.
De hecho considero que para llegar a una verdadera espiritualidad es necesario inicialmente estar arropado, encauzado, aleccionado por alguna entidad religiosa. Yo lo compararía a una escuela de educación inicial, donde se imparte los conocimientos básicos, que en el futuro, pueden ser desarrollados para ser elevados a una profunda espiritualidad, cuando el ser humano alcanza un nivel de madurez en cuanto a su relación con “Dios” y es capaz de dejar la forma y encontrar el fondo, o la esencia de esa unión, trasciende lo superfluo para sumergirse en lo más profundo de esta hermosa experiencia de unidad y pertenencia.
En mi caso, no dejo de apoyarme en algunas prácticas religiosas (de diversos tipos), pero sin perderme en ellas, me sirven como preparación, como un trampolín para dirigir mi intención, mi voluntad, todo mi ser hacia mi espíritu y de ahí gozar de la fusión con El Todo.
Caminos espirituales, hay tantos cómo humanos habemos, pero cada uno, nos conduce invariablemente a la unión con nuestra verdadera naturaleza, " Dios en nosotros ".
Psicoterapeuta-grafóloga
[email protected]
Un tema difícil y generalmente confuso.
Durante mucho tiempo pensé que espiritualidad y religiosidad, eran básicamente lo mismo. Incluso utilizaba cualquiera de los dos términos para indicar lo que yo hacía, con respecto a mi relación con Dios. Por poner un ejemplo, si iba seguido a misa, comentaba tener una vida espiritual muy activa; si mis pensamientos y mi corazón establecían un dialogo interior con Dios, me sentía muy religiosa.
Ahora tengo una diferente opinión y veo con claridad que aunque a primera vista parecen muy relacionados, al mismo tiempo encuentro diferencias importantes.
Es necesario aclarar los conceptos.
El diccionario, indica que la religión es un sistema cultural de comportamientos y prácticas, cosmovisiones, ética y organización social que relaciona la humanidad a una categoría existencial.
Habla de que existen alrededor de 4200 religiones vivas en el mundo e innumerables extintas.
Dice también que la palabra religión, se utiliza en algunas ocasiones como sinónimo de fe, sistema de creencias o a veces un conjunto de deberes y prácticas, que pueden incluir rituales, iniciaciones, trances, oficios, oración, servicio comunitario, sacrificios, etc.
En tanto que sobre espiritualidad, menciona que depende de una doctrina, escuela filosófica o ideología. En un sentido amplio, significa la condición espiritual, y que si se trata de una persona, es la disposición principalmente moral, psíquica o cultural que posee quien tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu y se relaciona también con la práctica de la virtud.
Estos dos caminos, han sido los más utilizados por la humanidad en su búsqueda para relacionarse con un “Ser” Supremo.
A lo largo de los siglos parece haber predominancia de una u otra forma de relacionarse; No obstante, en el momento actual y después de que han sido las religiones más importantes el camino más socorrido para tener contacto con la Divinidad, pienso que está tomando cada vez más fuerza y trascendencia, incursionar este sendero a través de la espiritualidad.
Por lo menos para mí, es éste último el que prefiero, aunque creo que en el fondo, en la esencia, ambos caminos se conectan, se encuentran y por tanto uno y otro pueden ser uno mismo.
De hecho considero que para llegar a una verdadera espiritualidad es necesario inicialmente estar arropado, encauzado, aleccionado por alguna entidad religiosa. Yo lo compararía a una escuela de educación inicial, donde se imparte los conocimientos básicos, que en el futuro, pueden ser desarrollados para ser elevados a una profunda espiritualidad, cuando el ser humano alcanza un nivel de madurez en cuanto a su relación con “Dios” y es capaz de dejar la forma y encontrar el fondo, o la esencia de esa unión, trasciende lo superfluo para sumergirse en lo más profundo de esta hermosa experiencia de unidad y pertenencia.
En mi caso, no dejo de apoyarme en algunas prácticas religiosas (de diversos tipos), pero sin perderme en ellas, me sirven como preparación, como un trampolín para dirigir mi intención, mi voluntad, todo mi ser hacia mi espíritu y de ahí gozar de la fusión con El Todo.
Caminos espirituales, hay tantos cómo humanos habemos, pero cada uno, nos conduce invariablemente a la unión con nuestra verdadera naturaleza, " Dios en nosotros ".
Psicoterapeuta-grafóloga
[email protected]