Por Verónica Aceves Peredo.
“… Cuando puedas cerrar los ojos y, por medio de la meditación, expandir tu conciencia hasta sentir al universo entero como tu propio cuerpo, cristo habrá nacido en tu interior. Sabrás entonces que tu mente es una pequeña ola de ese océano de la Conciencia Cósmica en la cual Cristo mora.”
Paramahansa Yogananda.
La navidad, como todos sabemos significa nacimiento, específicamente es el tiempo en que se rememora el nacimiento de Jesús, quien vino al mundo a traer un mensaje de amor y a recordarnos que somos hijos de Dios, demostrando que todos podemos llegar y permanecer en unión con el Padre, a través del camino del amor y el perdón.
El festejar año con año ese nacimiento, tiene como finalidad, no solamente recordar el mensaje de amor y nuestra herencia divina, sino que es la oportunidad, que se nos da, para que nosotros tengamos un renacimiento interior.
No es únicamente una época para fiestas, promesas y buenas intenciones, sin mencionar todo aquello que es más mundano y material; el significado profundo es que es un tiempo propicio, es un portal que se abre para que la luz que existe en nuestro interior salga y alumbre la oscuridad en que nuestra alma habita regularmente, por desconocimiento o por encontrarse en un estado de inconsciencia al que nos conduce el ego.
Por tanto, yo te invito a que esta época, y todos los días previos a la navidad, te des un tiempo para apartarte un poco del bullicio, de las compras, festejos, comidas, brindis, etc. y reflexiones el verdadero significado de lo que es un renacimiento interior en la Luz del Cristo, que todos llevamos dentro de nuestro ser; ya que el verdadero regalo que nos entrega Jesús con su venida al mundo, es la oportunidad que se repite cada navidad, de que este portal cósmico se abra para nosotros, y nos habilite para hacer consciencia de nuestra verdadera esencia. Al mismo tiempo nos invita a que tomemos activamente y con decisión el sendero que nos mostró Jesús, a través del cual, es no solo posible elevemos a ser uno con nuestro Padre, sino que Él mismo nos pone al alcance todos los medios y señales de cómo regresar a casa, donde nos espera amorosamente.
Nada es casual sino causal, todo lo que rodea al nacimiento de Jesús, son símbolos, que nos traen mensajes para encontrar el camino del amor, el perdón, el camino de nuestra heredad, y de la unicidad. Pero para descubrirlos hay que adentrarnos en nuestro interior, reflexionar, desapegarse de lo que nos distrae, alejarse del ego que nos manipula y tomar la decisión, mediante nuestro libre albedrio de qué camino tomar espiritualmente hablando y materialmente actuando en coherencia.
Podemos empezar por considerar y reflexionar en el papel de la sagrada familia, en especial de María, quien además de ser símbolo de pureza es intermediaria entre Dios y los hombres. María, nos ayuda a transformar y desarrollar nuestra visión espiritual, para transmutar nuestra incredulidad, decepción, frustración, desencanto, resentimiento, enojo, etc. en un estado de gracia, de amor de entrega; dulcificando nuestras emociones para lograr un estado de apertura que permita corregir nuestra visión del mundo, y reconocer nuestra participación en él.
Es con Jesús corredentora y su ejemplo aunado al de su amadísimo hijo, nos permiten recapacitar que desde la humildad y sencillez de su nacimiento, nos muestra ya con el ejemplo, el camino que no debemos olvidar: de entrega, amor, humildad, perdón e introspección.
Ojalá, este año nos demos la oportunidad de incorporar a nuestras tradiciones, la celebración espiritual de la navidad, profundizando en cada símbolo, reflexionando e investigando en el significado de todo aquello que forma parte de la navidad. Ya que son ”pistas” o señales que Nuestro Padre Celestial, Nuestra madre María, Su santísimo Hijo Jesús y el Espíritu de Dios, nos regala año con año para encontrarnos a nosotros mismos, a nuestro verdadero ser, y vivir en unión, paz y armonía con todo lo creado!
[email protected]
psicoterapeuta-grafóloga