Por: Verónica Aceves Peredo.
“Bendigo todo lo que recibo cada día, porque eso es exactamente lo que necesito”. VGAP
Empezaré por decir, que la misma palabra “bendecir” ya encierra un profundo y maravilloso poder y significado, ya que implícitamente se pide la protección de Dios sobre algo o alguien y que su espíritu santificador se deposite en el objeto o persona que se bendice.
Sin que le esté dando una connotación religiosa al acto de bendecir, como comúnmente se cree; al bendecir lo que estamos haciendo es deseando un bien y estamos pidiendo que el universo responsa a nuestra solicitud para beneficiar a lo que hemos bendecido.
No bastante, por la profundidad y fuerza del acto de bendecir, demos realizarlo de una manera adecuada. Esto es, debemos ser claros y pulcros al utilizar la bendición de tal manera que el universo traiga el mayor bien a través de nuestra bendición.
Si yo expreso: “Qué tu día sea bendecido”, es diferente a expresar: “qué tu día sea bendecido con felicidad, prosperidad, abundancia, salud, alegría, etc. Debo aclarar que debido a que uno de los significados de bendecir es “engrandecer” podríamos, sin quererlo, ni mucho menos desearlo, pedir que se engrandezca la situación específica en la que se encuentra el objeto o sujeto de la bendición.
El universo actúa como nuestro inconsciente, de manera literal; así que la solicitud de engrandecer puede actuar sin consideraciones de dualidad (positivo-negativo).
Por lo que siempre es conveniente especificar lo que queremos engrandecer o en todo caso, expresar que pedimos el mayor bien de lo bendecido.
Haciéndolo de esta manera estamos siendo congruentes en nuestro propósito de que la persona u objeto reciba lo que finalmente necesita para su mayor beneficio. Y sólo el DIOS, UNIVERSO, GRAN FUENTE o como quieras llamar a la Divinidad, sabe si la situación que atravesamos es la que necesitamos para aprender una lección que nos conduzca a nuestro mayor crecimiento y bien supremo.
Ya que cada persona necesita vivir ciertas experiencias para crecer no solo en lo material y humano, sino sobre todo en lo espiritual.
Nosotros podemos considerar que una situación es “mala”, “triste”, “desagradable”, “problemática” o hasta “insoportable”, pero detrás de estas experiencias puede haber una gran oportunidad para quien lo vive y quienes lo rodean, porque eso finalmente es lo que se necesita para alcanzar el mayor bien o su bien supremo.
Por ello, con consciencia, humildad y confianza, debemos actuar al bendecir.
Una enfermedad, una ruptura, un despido, un obstáculo en la realización de un proyecto`, tiene siempre un fin positivo para la vida de quien lo experimenta, y esto ocurre en todos los casos, por muy difícil de creer, que así sea.
Así que cuando bendigas, toma en cuenta que desconocemos cuál es el mayor bien final para alguien, pero el Universo si lo sabe!
Tengamos la humildad de poner nuestra bendición bajo la Potestad del Padre, en todo aquello que queremos beneficiar con nuestra bendición (salud, abundancia, trabajo, permanecía, resoluciones, etc.).
Y también, cuando bendigas, recuerda hacerlo con pulcritud en tus palabras y pensamientos, siendo específico en la solicitud y en que siempre sea para lograr el mayor bien de todos los involucrados!.
¡YO PIDO AL UNIVERSO, QUE SEAS BENDECIDO CON TODO AQUELLO QUE NECESITAS, PARA TU BIEN SUPREMO Y EL DE TODOS LOS QUE TE RODEAN!
Amén, amén, amén. Hecho está, Gracias Padre!
Psicoterapeuta-grafóloga
[email protected]
“Bendigo todo lo que recibo cada día, porque eso es exactamente lo que necesito”. VGAP
Empezaré por decir, que la misma palabra “bendecir” ya encierra un profundo y maravilloso poder y significado, ya que implícitamente se pide la protección de Dios sobre algo o alguien y que su espíritu santificador se deposite en el objeto o persona que se bendice.
Sin que le esté dando una connotación religiosa al acto de bendecir, como comúnmente se cree; al bendecir lo que estamos haciendo es deseando un bien y estamos pidiendo que el universo responsa a nuestra solicitud para beneficiar a lo que hemos bendecido.
No bastante, por la profundidad y fuerza del acto de bendecir, demos realizarlo de una manera adecuada. Esto es, debemos ser claros y pulcros al utilizar la bendición de tal manera que el universo traiga el mayor bien a través de nuestra bendición.
Si yo expreso: “Qué tu día sea bendecido”, es diferente a expresar: “qué tu día sea bendecido con felicidad, prosperidad, abundancia, salud, alegría, etc. Debo aclarar que debido a que uno de los significados de bendecir es “engrandecer” podríamos, sin quererlo, ni mucho menos desearlo, pedir que se engrandezca la situación específica en la que se encuentra el objeto o sujeto de la bendición.
El universo actúa como nuestro inconsciente, de manera literal; así que la solicitud de engrandecer puede actuar sin consideraciones de dualidad (positivo-negativo).
Por lo que siempre es conveniente especificar lo que queremos engrandecer o en todo caso, expresar que pedimos el mayor bien de lo bendecido.
Haciéndolo de esta manera estamos siendo congruentes en nuestro propósito de que la persona u objeto reciba lo que finalmente necesita para su mayor beneficio. Y sólo el DIOS, UNIVERSO, GRAN FUENTE o como quieras llamar a la Divinidad, sabe si la situación que atravesamos es la que necesitamos para aprender una lección que nos conduzca a nuestro mayor crecimiento y bien supremo.
Ya que cada persona necesita vivir ciertas experiencias para crecer no solo en lo material y humano, sino sobre todo en lo espiritual.
Nosotros podemos considerar que una situación es “mala”, “triste”, “desagradable”, “problemática” o hasta “insoportable”, pero detrás de estas experiencias puede haber una gran oportunidad para quien lo vive y quienes lo rodean, porque eso finalmente es lo que se necesita para alcanzar el mayor bien o su bien supremo.
Por ello, con consciencia, humildad y confianza, debemos actuar al bendecir.
Una enfermedad, una ruptura, un despido, un obstáculo en la realización de un proyecto`, tiene siempre un fin positivo para la vida de quien lo experimenta, y esto ocurre en todos los casos, por muy difícil de creer, que así sea.
Así que cuando bendigas, toma en cuenta que desconocemos cuál es el mayor bien final para alguien, pero el Universo si lo sabe!
Tengamos la humildad de poner nuestra bendición bajo la Potestad del Padre, en todo aquello que queremos beneficiar con nuestra bendición (salud, abundancia, trabajo, permanecía, resoluciones, etc.).
Y también, cuando bendigas, recuerda hacerlo con pulcritud en tus palabras y pensamientos, siendo específico en la solicitud y en que siempre sea para lograr el mayor bien de todos los involucrados!.
¡YO PIDO AL UNIVERSO, QUE SEAS BENDECIDO CON TODO AQUELLO QUE NECESITAS, PARA TU BIEN SUPREMO Y EL DE TODOS LOS QUE TE RODEAN!
Amén, amén, amén. Hecho está, Gracias Padre!
Psicoterapeuta-grafóloga
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