La paz interior es un estado muy subjetivo pero a la vez muy real, es el sentimiento de bienestar que tenemos cuando nos liberamos de las preocupaciones, del sufrimiento, el dolor, el estrés, el miedo y entonces podemos estar conscientes de las incontables maravillas que nos rodean y que nos ofrece la vida.
La paz interior se manifiesta también en nuestra escritura, así como se manifiesta cualquier otro rasgo anímico o de nuestra personalidad, ya que la grafología es como una radiografía de nuestro estado interior.
Entre las diferentes escuelas grafológicas tenemos: La escuela emocional, que nació en Alemania, con Schermann, quien opinaba que las emociones condicionaban la escritura.
Por ejemplo: si escribimos el nombre de un ser amado, todo nuestro sentimiento de amor, ternura, afecto, se muestra de manera inconsciente al escribirlo y se manifiesta a través de una letra clara, legible y cuidada. En el caso contrario, nuestros trazos se manifestarían con rasgos menos cuidados, menos legibles e incluso de menor tamaño.
El sentimiento de paz interior, también se manifiesta cuando escribimos, así como, sus opuestos.
La grafología es también Simbólica, como el Suizo Max Pulver lo señaló. Por lo tanto, las características principales que encontraríamos en la escritura de una persona que está en paz consigo misma serían: armonía, ecuanimidad, autosatisfacción.
Esto lo podríamos encontrar en unos grafismos sencillos, armoniosos y equilibrados.
Dice Gabriela Beduchaud, en su libro “Un enfoque Psicoespiritual”, que las personas que están en armonía interior, tienen activados valores internos como: paciencia, saben escuchar a los demás, son altruistas, humildes, autodisciplinados, honestos y sinceros.
Siguiendo este esquema, el que escribe y esta en paz muestra, una inclinación vertical recta o ligeramente inclinada a la derecha, puntos en las letras, i y j, barras claras y bien colocadas en la ”t”, y no se dan omisiones o deformaciones en letras, por exceso de prisa al escribir.
La paz interior se manifiesta también en nuestra escritura, así como se manifiesta cualquier otro rasgo anímico o de nuestra personalidad, ya que la grafología es como una radiografía de nuestro estado interior.
Entre las diferentes escuelas grafológicas tenemos: La escuela emocional, que nació en Alemania, con Schermann, quien opinaba que las emociones condicionaban la escritura.
Por ejemplo: si escribimos el nombre de un ser amado, todo nuestro sentimiento de amor, ternura, afecto, se muestra de manera inconsciente al escribirlo y se manifiesta a través de una letra clara, legible y cuidada. En el caso contrario, nuestros trazos se manifestarían con rasgos menos cuidados, menos legibles e incluso de menor tamaño.
El sentimiento de paz interior, también se manifiesta cuando escribimos, así como, sus opuestos.
La grafología es también Simbólica, como el Suizo Max Pulver lo señaló. Por lo tanto, las características principales que encontraríamos en la escritura de una persona que está en paz consigo misma serían: armonía, ecuanimidad, autosatisfacción.
Esto lo podríamos encontrar en unos grafismos sencillos, armoniosos y equilibrados.
Dice Gabriela Beduchaud, en su libro “Un enfoque Psicoespiritual”, que las personas que están en armonía interior, tienen activados valores internos como: paciencia, saben escuchar a los demás, son altruistas, humildes, autodisciplinados, honestos y sinceros.
Siguiendo este esquema, el que escribe y esta en paz muestra, una inclinación vertical recta o ligeramente inclinada a la derecha, puntos en las letras, i y j, barras claras y bien colocadas en la ”t”, y no se dan omisiones o deformaciones en letras, por exceso de prisa al escribir.
En la escritura de quien se interesa por los demás, los bucles de la “e” no están apretados o empastados, ya que esto es índice de cerrazón, la barras de la “t“no son demasiado altas o por se muestran por encima; encontramos en las uniones de la letras, guirnaldas que nos hablan de receptividad, apertura y generosidad.
Una persona altruista, es generosa y se interesa por los demás, en su escritura no encontraremos espirales, óvalos demasiado marcados o finales de los trazos de que regresan hacia la letra anterior.
Los grafismos con letras abultadas, demasiado grandes o sobredimensionados, barras de la t, muy altas nos hablan de poca humildad y tendencia a actitudes soberbias y a la necesidad de darse mucha importancia a sí mismo.
Ser autodisciplinado, es estar en control y consciencia de lo que se es y lo que se hace; la legibilidad, nos habla de claridad de objetivos, la dirección recta en la que se escribe, nos indica la búsqueda bien trazada de una meta, por mencionar solo algunos de los trazos relacionados con la disciplina personal.
La honestidad y sinceridad, se manifiestan en óvalos más sencillos, bien trazados, sin nudos, que no se abren por debajo, no observamos correcciones excesivas, ni tachaduras, ya que además de hablar de poca seguridad, podrían denotar intención de ocultar.
El resentimiento, no nos permite estar en paz, una escritura muy angulosa, demasiado rígida, con una fuerte presión, ganchos en las letras, etc. nos indican agresividad, enojo, estar aferrado a cuestiones del pasado, el perdón es la mejor solución para curar el resentimiento.
Cerrar situaciones, mediante el perdón, permite restablecer la energía que se ha bloqueado y nos libera del dolor, amargura, enfermedad y puede llevarnos a la paz interior.
Afloja la escritura rígida, suaviza tus trazos curveando los ángulos, relaja un poco la presión de tu mano, abre ligeramente tus óvalos (o, a, principalmente) arriba y ligeramente hacia la derecha. Y Sigue los otros consejos que hemos señalado y estarás colaborando a establecer en ti un estado de paz y bienestar interior.