"Soy un hombre viejo y he sufrido muchas y grandes desgracias, muchas de ellas nunca existieron."— Mark Twain
En el momento en que fuiste concebido comenzaste a almacenar información en tu memoria. Tu memoria ahora contiene todo lo que has leído, visto, y experimentado. Todo lo nuevo que percibes se cierne en tu memoria para que puedes determinar cómo vas a actuar al respecto.
Tomar una decisión de cómo actuar involucra procesos que nos llevan a un compromiso con los resultados. En ocasiones podemos estar entre decidir o permitir que otros decidan por nosotros. Y probablemente los resultados que quisiéramos suceden o no.
En la mayoría de las ocasiones quisiéramos el mayor beneficio de esas decisiones. Sin embargo, pueden ser a veces acertadas y en otras ocasiones, erróneas. De cualquier manera, generan aprendizaje.
A veces estamos determinados a que toda decisión tenga un final aceptable y nos resistimos al fracaso o a la insatisfacción del resultado final.
También es importante comprender cómo nuestro pensamiento nos juega a veces una mala broma cuando intentamos tomar decisiones importantes que en vez de estar a nuestro favor pareciera estar en contra.
Y he aquí del porqué debemos estar atentos y escucharnos. Estar presentes. Volviéndonos observadores, más que actores de nuestros pensamientos.
Nuestra capacitad de tomar decisiones tiene que ver con asumir riesgos, ser creativos y buscar alternativas a nuestros conflictos o retos aún no existentes.
Mayormente buscamos la seguridad, sin embargo tomar decisiones siempre tiene sesgos de riesgo, lo cual en muchas ocasiones no estamos muy conscientes.
Lo que nos hace confiar en nuestras decisiones son nuestros conocimientos. Cuando nos adentramos en el tema a resolver y sabemos más sobre él, nos da más confianza en que podremos tener el mejor resultado.
Así mismo, el estar abiertos a nuevas posibilidades nos hace aprovechar nuestro potencial de decisión y creamos el hábito de enfrentar la vida asumiendo nuestros actos con responsabilidad.
En muchas ocasiones, tomar una decisión nos genera algún tipo de dolor o malestar, con alguna sensación de fracaso, sin embargo, al transitar esa situación se vuelve placentera al saberla superada.
Establecer con claridad qué es lo que realmente deseamos obtener y qué es lo que nos impide hacerlo es muy importante.
Y a todo esto el proceso es lo que podríamos decir que habrá que disfrutar más que el objetivo. Si logramos disfrutar el trayecto podremos llegar satisfechos al objetivo.
Te invito pues a que cualesquiera sean tus decisiones las disfrutes, aprendas y disfrutes el proceso.
Sant Subagh Kaur
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