"Gran parte de lo mejor que hay en nosotros está ligado a nuestro amor a la familia,
que sigue siendo la medida de nuestra estabilidad,
porque mide nuestro sentido de la lealtad.
Todos los otros pactos de amor o temor derivan de ella y se modelan sobre ella".
Haniel C. Long
(1888 –1956 , Académico, novelista y poeta estadounidense)
Definición de Familia:
Grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen.
Conjunto de ascendientes, descendientes y demás personas relacionadas entre sí por parentesco de sangre o legal.
Los estudiosos de la sociedad, los sociólogos, en su definición de las diversas estructuras sociales y como forma de organización más relevante en el género humano definen y concuerdan que es la familia. La cual es definida como la célula básica de la sociedad.
Lo que al final como sujetos e individuos de una sociedad dinámica y evolutiva somos, depende básicamente de dos factores, el genético y el social. Y el lazo de unión entre ambos factores es la familia. Que como institución social cumple con distintas funciones.
Tiene como principio fundamental el formativo y educacional, sin dejar de lado la ayuda y el apoyo mutuo entre sus miembros.
Como células de esta sociedad, nacemos en una familia y con nuestro crecimiento y libre albedrío creamos una nueva y propia estructura familiar.
Por lo tanto, hablar de la familia no es fácil, ni difícil, todo depende desde donde lo hagamos.
Ya sea desde la razón o desde el corazón.
Expreso estas líneas desde mi corazón, pueden no ser profundas y no trato de presumir ni expresar que son los únicos conceptos válidos para definir familia.
Pedí a mi madre, hermanos, hijos y sobrinos que en una sola palabra me expresaran qué significado tiene para ellos la familia, las palabras que más repitieron fueron amor y unión.
Al pedirles que omitieran esas dos palabras esto fue lo que me expresaron:
Conjunto, complicidad, fuerza, vida, apoyo, clan, solidaridad, compañía y el más pequeño en edad (12 años) de los miembros de mi familia expreso con singular alegría ¡Felicidad!
Todas esas palabras tienen diferentes significados si las usamos por separado, pero si las aplico al concepto, tengo la posibilidad de explorar muchas vertientes del mismo.
Para empezar, desde mi personal punto de vista, la familia no es solo un padre, una madre, hijos, hermanos y demás parientes que nos unen la sangre y el hueso o legalidades, es algo más que eso, son lazos de Luz, de amor, de lealtad.
Y al creer y sentir esto, encuentro que no solo tengo una familia, sino varias.
Primeramente la que formaron mis padres y que desde la creencia espiritual, yo, desde la fuente de Luz elegí. Mis hermanos llegaron a ella después de mí, por lo cada uno de ellos tuvo espiritualmente un motivo para escoger este seno, el cual al paso del tiempo material se fue enriqueciendo con la sabiduría que cada uno de nosotros aporto, por lo que mi familia de sangre es mi familia espiritual de Luz, donde el reencuentro de almas es la clave de la unión. El trabajo formativo desarrollado dentro de ella afianza la estructura creada por mis padres a través del amor y el crecimiento espiritual de cada uno de nosotros.
Al tener libre albedrío y crecer materialmente, tuve la oportunidad de escoger a mis amigos, compañeros de aventuras y aprendizajes, con los cuales crecí y forme lazos de lealtad que al paso del tiempo y de la madurez nos percatamos que somos una unidad con un lazo en común, que es vivir bien, en armonía y equilibrio con un apoyo desinteresado de cada uno de nosotros, por lo que tengo una familia de lealtad.
Mis compañeros de labores materiales, con el paso del tiempo hemos formado una familia también, donde nos ayudamos, apoyamos y cuidamos para el mejor desarrollo de nuestras labores y el avance como seres humanos de cada uno de nosotros.
Y así podría extenderme mucho más.
Pero deseo regresar a mi familia espiritual de Luz, que es mucho más que la carne y el hueso, es la reunión en un mismo seno y tiempo de almas hermanas, unidas por diferentes tiempos de existencia en este plano u otros, por las afinidades o alianzas pactadas en la fuente divina para realizar tareas y misiones espirituales.
El lazo de unión principal es el amor incondicional existente entre nosotros que salva con ese mismo amor las diferencias y conflictos existentes y que genera dentro de la familia un ambiente y luz propia, que sana y une a todos, donde todos estamos para amarnos y ayudarnos en todas las formas posibles, al alcance y manera de cada uno de nosotros.
Mi familia me cura de todo el egoísmo natural que como ser humano pueda tener, me ayuda a reconocer las fallas de mis decisiones no acertadas y a asumir la responsabilidad propia de ellas.
Me hace gozar con el logro propio y de cada uno de ellos y es donde me refugio en mis momentos de tristeza y frustración, sabiendo que voy a recibir el abrazo, el beso o la caricia que me reconforte y me haga sentir de nuevo que soy fuerte y valioso.
Donde puedo, a pesar de la vida material tan complicada y difícil, tener un espacio de armonía, paz, equilibrio y amor incondicional que me permite retomar la energía necesaria para seguir en la lucha y en el camino.
Es el entorno donde, puedo llenar ese vacío de alma que en un momento dado todos llegamos a sentir, al saber que aunque no estén en presencia física si lo están en alma, espíritu y corazón. Donde la generosidad espiritual de cada uno de nosotros se hace patente al apoyarnos y así retomar la serenidad y equilibrio necesario para seguir en el avance espiritual y material, donde la grandeza de los logros está en el amor y la alegría de sentirnos vivos, juntos y unidos.
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